Por Joaquín Sermeño Lima
El Sudcaliforniano
19 de febrero de 2009
Según las ideas modernistas que rondan por la Casa de Estudios, para depurar la universidad estatal es urgente desterrar la corrupción, transparentar el manejo de los recursos públicos y reglamentar la nueva Ley Orgánica (El Sudcaliforniano, 15 febrero 2009). 
En realidad aplicar el calificativo de "nueva" a la Ley Orgánica de la UABCS es algo más retórico que apegado a rigor científico ya que la "nueva" Ley Orgánica está vigente desde el 27 de septiembre de 2007, o sea que ya tiene más de un año de estar operando. Desde hace ya diecisiete largos meses no se ha hecho el intento por reglamentar su aplicación. 
Hablando formalmente la multicitada Ley consta de doce cuartillas, es todo lo que trae. Entonces, ¿cuál es la bronca? Bueno la bronca es que a partir de esas doce páginas se debe de empezar a bordar toda la estructura académico administrativa de la UABCS. Y ahí es donde se deben desquitar los sueldos que paga la SEP. 
Excusas hay varias: que hubo que elegir al rector, que hubo que elegir a los jefes de departamento, que hubo que atender a los sindicatos, que se debió de conseguir dinero extraordinario, etc., etc., ¡pero eso ya se sabía!, constituye tan sólo el trabajo normal de la UABCS. De ahí para adelante viene el trabajo fino, la razón de ser de la universidad: la docencia, la investigación y la difusión de la cultura.
Hace casi un año y medio fue promulgada la nueva Ley Orgánica de la UABCS. Algunas voces festinaron en su momento el agravio a que se vio sometida la Casa de Estudios; otros, en cambio, lamentamos la forma violenta en que sucedieron los hechos. 
Las autoridades legítima y legalmente constituidas fueron despedidas en forma bochornosa y en su lugar apareció una cacería de brujas que todavía, a año y medio, no termina. 
El reparto de puestos fue vergonzante, descuidando tomar alguna mínima discreción elemental. Los líderes del Sindicato de profesores entraban a Rectoría como Juan por su casa (Juan en general, no Juan Rodrigo Guerrero Rivas quien a final de cuentas se comió la cereza del pastel). 
Muchos colaboradores del doctor Jorge García Pámanes fuimos corridos en medio de una abierta revancha cuyos orígenes aún no se distinguen de manera razonable ni humana. Pero en fin, así es este defectuoso mundo de soñadores; hoy por mí, mañana por ti. 
Por otro lado, la tomadura de pelo que para depurar la universidad estatal es urgente desterrar la corrupción, transparentar el manejo de los recursos públicos, etcétera, etcétera, deviene en otra ofensa a la capacidad mental del amable lector. Desde sus inicios y en muchas ocasiones la UABCS ha sido deficitaria en sus números. 
Permítame el lector reproducir textualmente lo dicho por alguien que conoció los inicios de la UABCS, el doctor Francisco Javier Carballo, quien en su momento ocupó ni más ni menos que la Secretaría General de la UABCS.
Escribe el doctor Carballo en su obra "Remolino y sicodrama en una universidad", lo siguiente: "En nuestra universidad, teniendo ésta aproximadamente un año y medio de haber sido fundada, un Sindicato nace dentro de la rama administrativa, pensándose que en una atmósfera donde habían pululado pequeñas fuerzas desordenadas, casi individualistas constituiría un factor de equilibrio entre rectoría, estudiantes y maestros. Significa originalmente un peso de consistencia que favorece una especie de asentamiento en el universo selvático de la institución y su primera prueba de orden político interno es la defensa de algunos profesores señalados para la expulsión por el grupo del coordinador de Ciencias Sociales, Aguilar Aceves, aliado momentáneamente a un Comité de Lucha Estudiantil de vida fugaz, logrando el movimiento esta vez la dimisión de ese coordinador. 
También es la ocasión en que una parte de los maestros se organiza y emprende una alianza con los trabajadores administrativos, lo que determina más tarde la fusión y la creación de un Sindicato mixto (sic), cuya dirección queda en mano de los profesores. 
De aquí en adelante y durante unos meses la agrupación se dedica a fijar ante el gobierno universitario demandas de tipo laboral, obteniéndose entre los más importantes un considerable aumento de los salarios en diciembre de 1977, lo cual coloca a la Casa de Estudios en apretura económica para el siguiente año, de modo tal que en enero de 1978 se puede llegar a un cálculo en el que la nómina absorbe todo el presupuesto y provoca una razón de endeudamiento de más de diez millones de pesos a gastar en ese año, única manera que permitiría a la universidad cumplir con su cometido elemental". 
Recuérdese que la UABCS es una institución al servicio de la comunidad sudcaliforniana y jamás ha tenido entre sus planes explotar a sus propios alumnos. Miles de alumnos han egresado de sus aulas, pagando unos 600 pesos AL SEMESTRE, o sea casi 100 pesitos mensuales. 
Cursos de lenguas extranjeras, de cómputo, talleres de diversos tipos de danza, teatro, libros, divulgación, folletería, etcétera, son entregados al público interno y externo a precios simbólicos. 
Ahora con esto de la famosa crisis económica, se espera que aumente la demanda de espacios en la UABCS, debido a que muchas familias ya no podrán seguir pagando las cuotas de las universidades privadas y sus ojos se volverán hacia la universidad pública del estado.
Fuente: http://www.oem.com.mx/elsudcaliforniano/notas/n1053909.htm
domingo, 6 de septiembre de 2009
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